Ni todo vale, ni todo cuenta, ni todo suma…

Palestra aberta na Cocina/ articulosincensura

A partir del día 28 de este mes de enero se inicia un ciclo de conferencias

En la cocina económica de Ferrol, situada en la calle Rubalcava 29 de Ferrol.

Para los que no puedan asistir presencialmente el enlace para ver en línea es el siguiente:

La primera tratará sobre el trabajo seguro y digno.  Vivimos en un mundo cada vez más globalizado, la inclusión sigue siendo uno de los grandes retos a los que se enfrenta la sociedad. Son muchos los grupos sociales que a día de hoy continúan sin tener las oportunidades y recursos necesarios para participar en igualdad de condiciones en la vida económica, social y cultural. Es imposible avanzar como sociedad si no incluimos en ese desarrollo a aquellos grupos que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Y es que el crecimiento inclusivo genera un trabajo decente y ofrece oportunidades para todos los sectores de la población, asegurando la reducción de la pobreza y la desigualdad.

«Ni todo vale, ni todo cuenta, ni todo suma, afirmaba nuestro obispo Fernando Cadiñanos. En efecto, no cualquier trabajo vale, ni cuenta ni suma. No cualquier trabajo puede ser considerado ni digno de las personas ni decente a su condición. Hoy, la concatenación de crisis que estamos viviendo ahonda y profundiza terrible y dramáticamente la precarización en el empleo».

Según Fernando García Cadiñanos, «es preciso volver a descubrir y profundizar en la verdad de la propia economía, que no es otra que el servicio a la persona y a su dignidad. Por ello, los sistemas de producción, y el sistema económico que lo sostiene, han de velar por la dignidad del trabajo. Frente al economicismo imperante y la libertad absoluta del mercado es preciso reivindicar la centralidad de la persona».

Hace unos meses el obispo de Mondoñedo-Ferrol afirmaba: “en un encuentro con algunas personas que me relataban las dificultades que estaban teniendo para el acceso a un empleo digno. Entre sus historias afloraban los problemas para conciliar la vida familiar, especialmente el cuidado de los más pequeños, con su jornada laboral. También me narraban historias concretas de explotación laboral, en ámbitos diversos, pero especialmente empleadas domésticas, donde realizaban trabajos sin contrato, o con un mayor número de horas del que figuraba, o sin derechos a algunas prestaciones. También se quejaban de que las subidas de los precios hacían que no llegaran a final de mes, incluso teniendo un contrato legal. Y los jóvenes me presentaban un futuro incierto a pesar de su formación, del encadenamiento de muchos contratos que les condenaban a no poder afrontar planteamientos estables de futuro, como crear una familia o tener hijos.

Olvidamos que la vida no se compra y vende, que los bienes verdaderos no se acumulan en forma de capital… El peor virus del siglo XXI no es el “coronavirus”, sino un tipo de mercado y capital que compra y vende a los hombres… Ése es el virus, es el cáncer, la peste de guantes blancos de una sociedad de mala feria.

Hemos creado una conciencia falsa de poder, de riqueza, de dominio sobre los demás… Corremos el riesgo de perder la verdadera sabiduría humana, el conocimiento de uno mismo, el reconocimiento de los demás, el gozo de la hermandad, del respeto, el auténtico placer‒placer del sol de cada día, de la lluvia en la ventana, de las manos que se acarician, del perdón que nos hace caminar de nuevo.

Si no cambiamos nuestra “conciencia”, nuestra forma de pensar y ser, no podremos “salvarnos”, es decir, no podremos vivir en el futuro. Así comienza diciendo Jesús en el evangelio de Marcos cuando dice “si no os convertís…”. Esa palabra convertir, tanto en su fondo semita como en la formulación griega del texto, significa “cambiar de conciencia” (meta‒noeín, meta‒noia: Un conocimiento nuevo de la realidad).

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